sábado, 6 de junio de 2015

Las cuitas del pobre Mariano

Transita desvelado Mariano por “los pactos de la izquierda radical” que van a desalojar a miles de alcaldes del PP de los ayuntamientos españoles, así como a unos cuantos presidentes de sus autonomías. Tan apesadumbrado anda el jefe que ha delegado en sus secuaces (él solo parla de vez en cuando, que se le seca la lengua) la tarea de atraer al Psoe al lado oscuro de la fuerza. Las patéticas declaraciones de Aguirre y Rita intentando conservar lo que sienten como suyo muestran con precisión cómo anda el patio pepero.
Izquierda radical. Hace gracia que hable de radicalismo el individuo que ha atentado con mayor radicalidad contra nuestro estado de bienestar. Es verdad que Zp empezó con la tarea, pero nada como un profesional cuando se trata de trabajar en serio.
Claro que a Mariano nunca le ha gustado trabajar. Sorprende que un tipo así se haya sacado unas oposiciones limpiamente (y más la de registrador de la propiedad),  de ahí que cualquiera con un poco de mala sangre piense que lo suyo –como lo de otros- fue un enchufe trifásico de los que defendía Fraga en su momento. Don Manué –hay confianza- negaba el enchufismo en las administraciones públicas gallegas farfullando que los hijos de los cargos del PP estaban más preparados que los demás. ¡Vaya!, y yo que creía que los hijos de los liberales del PP no necesitaban opositar, que trabajaban todos para el sector privado. Es lo que tiene ser liberal, ¿no?, como Esperanza Aguirre, que se ha llevado 30 años en política y le dice a todo el que quiera escucharla lo liberal que es. Tanto, que cuando ve que se le acaba el chollo político, en vez de buscarse la vida con una sonrisa en la cara –como buena liberal- se aferra con furor al cargo público mejor que cualquier sindicalista o funcionario.

Liberales, radicales, oportunistas… si para la política fuéramos tan exigentes como con la medicina o la fontanería otra melodía oiríamos. 

martes, 2 de junio de 2015

La sonrisa del delfín

“Nadie puede silbar solo una sinfonía. Es necesaria una orquesta”
HALFORD LUCCOCK, 365 ventanas, 1943
Sonreía Mas el otro día en la final de la Copa del Rey mientras los aficionados del Barcelona y del Bilbao pitaban al himno nacional. Una sonrisa apenas disimulada, evidente, chulesca y cobarde por el contexto: al lado del rey de España y en un ambiente hostil para la Corona y cualquier símbolo nacional. Los nacionalistas catalanes jugaban en casa y además, arropados por sus colegas vascos.
La actitud del capo de CIU alimenta en los ciudadanos españoles el deseo, cada vez más legítimo, de cobrarle las ofensas nacionalistas a todo el pueblo de Cataluña. Sé que no es políticamente correcto lo que escribo, pero es sincero. Enfrente, para nuestra desgracia, el nacionalista tiene a un gobierno que se rompía la camiseta cuando estaba en la oposición (2009) y los silbidos al himno los escuchaba Zapatero. A esos mismos que entonces prometían hierro para las ofensas cuando el PP llegara al poder, una vez en el gobierno, les organizaron una consulta secesionista sin que a Rajoy se le moviera un pelo de la barba.
Así que frente a la bravuconería cobarde del PP y a la elusión del problema nacionalista por parte de la izquierda (“no me gusta pero… ¡libertad de expresión!”), no tenemos actores principales con respuestas inteligentes y valientes contra las malas formas del nacionalismo catalán. Si acaso solo queda que  Ciudadanos se aproveche de ese vació intelectual y sentimental: le vendría bien para ganar votos a la vez que le prestarían un magnífico servicio al país.
Claro que ni siquiera Ciudadanos se atrevería a defender la opción más audaz e inteligente, aquella que ya se ha probado en otros países admirados pero nunca copiados: el referéndum. Uno de verdad, organizado por el gobierno, con una sola pregunta clara  y directa… y solo en Cataluña. Así comprobaríamos  cuántos valientes elegirían un estado independiente fuera de la Unión Europea, y de paso, obligaría a muchos catalanes nacionalistas a votar en masa para permanecer en este país que tanto parecen odiar.

Ahí, ahí es cuando se le secaría la sonrisa en la cara al chiquilicuatre de Mas, al antiguo delfín del Molt Honorable Ladrón. 

domingo, 31 de mayo de 2015

El tsunami

Si de algo le hubiera servido adelantar las elecciones generales a Mariano Rajoy y celebrarlas antes que las municipales y autonómicas, habría sido evitar la sensación de vulnerabilidad, burlarle el flanco herido al tiburón para que no se cebara en él. Antes del 24 de mayo de 2015 parecía que el PP perdería el gobierno de la nación aunque seguiría siendo la fuerza más votada. Hoy, tras la victoria pírrica del domingo –señalada tantas veces por los más lerdos del PP-, lo peor que le ha pasado al Partido Popular no ha sido la pérdida de poder territorial, sino la extrema vulnerabilidad que ha demostrado. Si hay algo que nos pone a los españoles es comprobar que un poderoso ha caído en desgracia. Es entonces cuando se sacan las navajas para hacer tiritas del antiguo amo y señor. Nada como devolverle las ofensas a un adversario cegado, derrotado y corrompido.
Para colmo de males, la ballena que representaría al partido de Mariano ya no tiene enfrente a un solo competidor que podría descuidar la ventaja que le ofrecen. No sería la primera vez que un PP mediocre salvara la situación gracias a un  Psoe débil. Al final los azules no han tenido tanta suerte y se han topado con dos tipos jóvenes, ambiciosos y voraces que representan juntos a casi a todo el espectro ideológico del país, excluidos los nacionalistas. Ahora Podemos y Ciudadanos ven al león azul cansado, viejo y herido. Iglesias y Rivera van a por él, a zampárselo sin misericordia, y es tan simple el objetivo que hasta Pedro Sánchez se ha apuntado al festín (veremos a ver si no se lleva algún mordisco).
A Mariano le tienen ganas. Al PP le tienen ganas. Hasta la justicia empieza a espabilarse contra ellos. Se lo han ganado, sin complejos, como antaño les gustaba decir. El tsunami que se les avecina es tan inmenso que va a dejar un rastro de gaviotas ahogadas difícil de olvidar.