domingo, 13 de febrero de 2011

78. Pograma de Gobierno (sí, pograma, ¿pasa algo?)
      
Para que veas que soy generoso y a sabiendas de que les estoy dando a mis rivales políticos las mejores ideas para ganar unas elecciones, ahí van una serie de reflexiones que mejorarán la situación del país.
Para empezar hay que aplicar la contabilidad creativa a la hora de medir el desempleo. No basta con criminalizar al parado, con ponerle una lupa de mil aumentos a la espera de quitarle su subsidio por rechazar un empleo de mierda. Lo que hay es que contar bien. Yo pondría un número límite, los tres millones, a partir del cual no habría parados. Si la peña se mosquea habrá que meterla en la cárcel o incluirle una cláusula especial en la hipoteca que lo joda vivo. Así también se implica al sistema financiero en la recuperación económica: nada de cobrarles impuestos especiales, simplemente acabar con los desempleados.
La segunda propuesta pasa por la balanza comercial. ¿Importamos más que exportamos? Falso. Nuevamente hay que recuperar la contabilidad creativa. Nosotros también exportamos a grandes gerifaltes españoles, que no sólo arreglan nuestros asuntos sino también los del mundo. Por ejemplo Mr Rato, que lo dejamos ir al FMI y aquello no contó como una exportación. Habida cuenta de su cargo, sus responsabilidades y los resultados de sus gestiones, yo diría que equilibró las cuentas por lo menos durante cinco años. No por lo que hizo, ojo, sino porque nos lo volvimos a quedar después de haberlo prestado tres añitos. Eso no lo hace ni El Corte Inglés; nada más que por esto, el resto del mundo debería comprometerse con nosotros para salvarnos de la crisis (a cambio de que no volvamos a exportar a ninguno de nuestros Mr Importantes).
Tercera propuesta: nuevos yacimientos de empleo. Eso es lo más fácil: empezaremos por los programas del corazón. Ayudados por la Mafia Rosa, formaremos a un millón de habitantes en el menudeo y tráfico de sensiblería barata, insultos, bótox, ignorancia supina y violencia verbal con un poquito de hostias de verdad. Cada mes saldrá una nueva hornada de trabajadores para introducirse en un mercado laboral ávido de peña salvaje.
Otro yacimiento es el de los tertulianos políticos. La formación no difiere de los anteriores, sólo la vestimenta, un poco más clásica, por lo que a medida que se sature el mercado laboral del corazón (permite que me parta el pecho ante tamaña hipótesis), se reciclarán algunos de estos profesionales cambiándoles simplemente el vestuario. A su vez, cuando vaya a reventar el mercado laboral de los tertulianos políticos, se reciclarán a dichos profesionales metiéndolos a políticos. Como ya tendrán la vestimenta (y si no, llamamos al Bigotes) ya sólo necesitarán coches oficiales, fotografiarse en las sedes de las instituciones, pasearles por polideportivos repletos de bocadillos y banderas con el logo del partido político de turno, y las prebendas propias del oficio.
Cuarta propuesta: acabar con el fracaso escolar con la ayuda de la bollería industrial y otras empresas auxiliares. ¿Cómo? Fácil. A partir de ahora se regalarán con los fosquitos, los bollicaos, las pastillas juanolas y las botellas de anís del mono titulaciones de diferentes grados: graduado en eso, módulos varios, bachillerato y todas las titulaciones universitarias (se excluyen los títulos de controladores aéreos, que dependerán exclusivamente de la Iglesia Católica – ¡mira que no haberlo visto antes!-). El acceso a la función pública se hará por sorteo, como el Euromillón. Y la Parasicología se catalogará como ciencia exacta.
Básicamente esa es la estructura de mi programa político. Hay más problemas, pero ahora mismo no se me ocurre nada más. Si eso, ya te lo miro mañana.
¿A que molo más que ZP y Rajoy juntos?