domingo, 16 de enero de 2011

74. Un líder en el país de los jefes

Es lógico que a alguien como a él lo odien y quieran tanto en España, aunque sean (como siempre) bastantes más los detractores que quienes lo admiramos. Es fácil despreciar en nuestro país y más a un tío que, de vez en cuando, también hace méritos. Nos conoce bien por vecindad y sabe que no hay cosa que le mole más a un español que entrar al trapo. Embestir es uno de nuestros verbos favoritos, al menos para 9 de cada 10 españoles (lo decía Machado mucho mejor). Pero sobre todo, yo creo que buena parte de quienes le odian lo hacen porque no están acostumbrados a bregar con personas como él: a tratar con verdaderos líderes. Por esa misma razón y aunque parezca contradictorio, sus jugadores parecen felices y satisfechos, es más, yo diría que incluso orgullosos. ¿Motivo? Pues por eso mismo, por trabajar a las órdenes de un verdadero líder.
José Mourinho, entrenador del Real Madrid, lleva sólo unos meses en España pero ha conseguido llamar más la atención que Javier Clemente en sus buenos tiempos, y eso sin que se le congestione la cara ni se ponga colorado, como le pasaba al vizcaíno. El portugués critica a otros entrenadores, chulea a los periodistas, pica a la afición del Madrid, cuestiona a su presidente y a su director deportivo… pero sabe premiar, castigar y, sobre todo, motivar a sus jugadores, a sus futbolistas. Ellos saben que están ante un tipo diferente, poco común en el territorio nacional, un tipo que sabe cuándo se tiene que poner delante y cuándo debe dejar que otros asuman responsabilidades, un tipo, en definitiva, bastante justo y honesto, pero además inteligente, con una gran intuición y experiencia. Alguien que sabe ponerse en la piel de los demás y arrancarles del miedo, del pesimismo o la tristeza, que contagia al resto de sentimientos mejores y más útiles para la vida, que señala en la oscuridad un punto y dice: “Por allí”.
Si una gran empresa quisiera trazar el perfil de uno de sus futuros candidatos a ejecutivo, debería echarle un vistazo al entrenador merengue. Casi seguro que ya lo estudian en buena parte las grandes escuelas de negocios de todo el mundo, del mismo modo que al personaje que interpreta el actor Russel Crowe en la película Master and Commander, el capitán de navío Jack Aubrey (para que luego digan que la literatura y el cine sólo sirven para entretener, cuando en realidad, si son de calidad, además de entretenernos nos aportan unas referencias extraordinarias para vivir. ¿Y el mago Gandalf, de El señor de los anillos? ¿No es otra referencia exquisita? El que no existan en la realidad no significa que no influyan en nuestras vidas. Son buenas ficciones que nos hacen mejores… siempre que las conozcamos, claro).
Pero España no es un país de grandes líderes, es el país de los jefes, en el que un grupo sigue a una persona no por sus dotes de guía sino porque un contrato lo dice. Claro que así empiezan muchos, el problema nacional es que no evolucionan y, años después del nombramiento, el jefe sigue siendo un tipo o una tipa que entra una hora más tarde que tú en el curro (o dos, o tres) y alguien que se supone que has de saludar siempre e invitarlo a la comunión de tus hijos.
Que no se preocupen sus detractores, Mourinho, tras su paréntesis español volverá a Inglaterra: un hábitat mucho más natural para gente como él. Y como Guardiola, otro de los grandes, pero de él hablaré otro día.