domingo, 4 de septiembre de 2011

103. Un pasatiempo para el presidente
            Alguien que sienta un poco de cariño hacia los españoles y con acceso al presidente del Gobierno debería decirle a ZP que se dedicara por las mañanas a levantarse tarde, pasear, hacer algunos crucigramas y sudokus en su despacho y dejar que la Merkel, Trichet y el gobernador del Banco de España llamaran a su teléfono sin que se molestara lo más mínimo en atenderlo. Las cosas serias se las podía dejar a Salgado, como en su día lo hizo con Fernández de la Vega, y el progre de ZP se podría dedicar más tiempo a despedirse de los pocos colegas que le deben de quedar.
            Sin embargo, tal vez hay algo más peligroso que la estulticia personal de un determinado líder; la estupidez grupal es el verdadero desastre que nos conduce a los precipicios acostumbrados. El PSOE tendría que haberle dicho a su líder que la reforma urgente de la Constitución se la guisara y se la comiera don Mariano, si es que tenía bemoles de presentarla cuando llegara al gobierno.  
            Tras el rescate encubierto de la Unión Europea con la compra por parte del BCE de bonos españoles, el progre tenía que demostrar a los míster importantes de la Unión que iba a ser un buen chico hasta el final; y que con el gesto de estreñido que estrenara en 2010, nos da a los ciudadanos la quina amarga que nos debilita y destroza, ya se sabe, un nuevo guiño a los mercados, que a estas alturas de la película deben de pensar que ZP se ha vuelto tuerto de tanto guiñar el ojo derecho.
Esta semana, en el Congreso de los Diputados, se han introducido las primeras células cancerígenas en la Constitución Española de 1978. Para una buena y duradera que teníamos en nuestra Historia (la de 1812 también lo fue para su época, pero apenas estuvo en vigor), poco hemos tardado en cansarnos de ella. A partir de ahora cada grupo político tratará de ideologizar una norma que debería ser lo más neutra posible, lo más general, pero también lo más clara y contundente. Las grandes líneas rojas duraron 33 años.
Ya hace tiempo que vengo pregonando que cuando PP y PSOE se unen es para joder al ciudadano de clase media;  menos mal que la actitud valiente y honesta del diputado Gaspar Llamazares, un buen líder, por otra parte, impidió que CiU, con el falso y sobrevalorado Durán i Lleida, no se subiera al tren del desastre. En cuanto a los peneuvistas no lo han hecho por su ida de olla habitual cuando se habla de reformar la Constitución.
Dentro de unos meses, cuando Estados Unidos, que ya critica la reforma española, nos tenga que salvar nuevamente a los europeos del desastre, tirándonos de la oreja izquierda, comprenderemos una vez más que aparte de imbéciles, los europeos somos una sociedad llena de miedo, prejuicios y torpeza. En vez de poner ante el juez a los especuladores financieros, como han hecho en USA, los dejamos que nos impongan normas y se les invita a la Moncloa.
La próxima victoria del PP en las elecciones nacionales va a ser tan clara y rotunda, que ZP, en un nuevo gesto hacia los mercados, debería impedir que se celebraran los comicios y dejarle ya el despacho a Mariano. Así nos ahorraríamos dinero, y dejaríamos las políticas de derechas en manos profesionales, y no en las de un aficionado que no sabe ni despedirse decentemente.