domingo, 31 de mayo de 2015

El tsunami

Si de algo le hubiera servido adelantar las elecciones generales a Mariano Rajoy y celebrarlas antes que las municipales y autonómicas, habría sido evitar la sensación de vulnerabilidad, burlarle el flanco herido al tiburón para que no se cebara en él. Antes del 24 de mayo de 2015 parecía que el PP perdería el gobierno de la nación aunque seguiría siendo la fuerza más votada. Hoy, tras la victoria pírrica del domingo –señalada tantas veces por los más lerdos del PP-, lo peor que le ha pasado al Partido Popular no ha sido la pérdida de poder territorial, sino la extrema vulnerabilidad que ha demostrado. Si hay algo que nos pone a los españoles es comprobar que un poderoso ha caído en desgracia. Es entonces cuando se sacan las navajas para hacer tiritas del antiguo amo y señor. Nada como devolverle las ofensas a un adversario cegado, derrotado y corrompido.
Para colmo de males, la ballena que representaría al partido de Mariano ya no tiene enfrente a un solo competidor que podría descuidar la ventaja que le ofrecen. No sería la primera vez que un PP mediocre salvara la situación gracias a un  Psoe débil. Al final los azules no han tenido tanta suerte y se han topado con dos tipos jóvenes, ambiciosos y voraces que representan juntos a casi a todo el espectro ideológico del país, excluidos los nacionalistas. Ahora Podemos y Ciudadanos ven al león azul cansado, viejo y herido. Iglesias y Rivera van a por él, a zampárselo sin misericordia, y es tan simple el objetivo que hasta Pedro Sánchez se ha apuntado al festín (veremos a ver si no se lleva algún mordisco).
A Mariano le tienen ganas. Al PP le tienen ganas. Hasta la justicia empieza a espabilarse contra ellos. Se lo han ganado, sin complejos, como antaño les gustaba decir. El tsunami que se les avecina es tan inmenso que va a dejar un rastro de gaviotas ahogadas difícil de olvidar.


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