domingo, 3 de julio de 2011

97. El gorrión del alféizar

Querido Yúnior: hacía tiempo que no te escribía, pero me disculparás por los tiempos tan convulsos que vivimos; presto atención absoluta a todo lo que ocurre para verlas venir. Puedes agradecerle esta misiva a un gorrión que huía de la tormenta de verano y que ha venido a refugiarse en el alféizar de mi ventana. Me tuvo hipnotizado con su cara de inocencia, mirando a través del cristal de la ventana de mi despacho, tratando de adivinar si adentro estaría aún más a salvo que en el débil refugio que le ofrecía el alféizar. No me dirás que no es una excelente parábola de los tiempos que corren, interpretando el pequeño gorrión el papel de débil ciudadano español que trata de salvar su culo frente a la voracidad de los mercados. Paro, hipoteca, impagos, ruina: la tormenta perfecta.
Perdona la vena poética pero es una licencia que me permito, al fin y al cabo a nadie inteligente le apetece ser un cabrón las 24 horas del día. Además, tú ya lo sabes, sólo hacemos lo que hacemos para seguir viviendo como nos gusta. Al hilo de esta relación tan especial que estamos fraguando, en la que me ofrezco para enseñarte el oficio (los es, querido Yúnior, al igual que coser zapatos, nosotros somos los quitavergüenzas del poder, no el poder mismo, no te confundas, pues otros antes lo hicieron y los defenestraron), quería compartir unas reflexiones contigo.
La cosa va viento en popa, con un país lleno de miedo y de ira, a pesar de que el 15-M haya tratado de despertar a algunos. Confieso que los he estudiado, hay gente realmente buena detrás de ellos (buena en el sentido estratégico y táctico), pero su resistencia es nada frente a nuestros chicos de la política. Ten en cuenta que la mayor virtud de un político español es la resistencia, aguantar el chaparrón, y si no, fíjate en Camps, que está hecho un machote a pesar de la Gürtel. Como te decía, los perroflautas no son el peligro por el momento, votan poco, y nos encaminamos a una italianización de la política, con un partido liberal-conservador muy fuerte, uno liberal-socialdemócrata en crisis, y partidos nacionalistas y de izquierdas diversas por doquier. Fragmentar en España no es ningún mérito, pero la verdad es que nos viene de puta madre. El problema, según lo veo y así se lo he dicho a mis superiores, vendrá en un par de años si Mariano no consigue solventar el problema del paro. Esto no es 1996 cuando los chicos del chiquilicuatre (Aznar, para que me entiendas) llegaron cuando ya estaba todo resuelto; aquí queda hambre para rato, y eso, Yúnior, no nos beneficia tampoco a nosotros. No hay que pasarse, una cosa es asustar al personal y otra que caiga en la desesperación: algunos muertos de hambre ya se están dando cuenta de lo peligroso que puede ser alguien que no tiene nada que perder.
Por eso habrá que atar en corto a Mariano y decirle cómo crear algunos miles de empleos, cosa que no sé cómo coño vamos a hacer, la verdad, pues el ladrillo y el cemento no volverán en más de una década. Apretar la soga un poco más y durante un par de años nos va a venir bien para sanearnos por completo, pero si no logramos crear empleo el 15-M o su sucesor pueden resultar peligrosos para nosotros. Creo que lo haremos -es lo mejor para todos-, aquí sólo se pide más transparencia cuando falta el pan, una vez resuelto el tema, volveremos a lo de antes y nuestros enemigos se disolverán.
Respecto a los políticos no seas duros con ellos, Yúnior. Ellos comen de lo público a cambio de facilitarnos las cosas a los mercados y sus secuaces (nosotros). Antes aprendían de nosotros, pero ya somos algunos los que tomamos notas de ellos y ellas. La segunda gran virtud de todo político español es negar siempre el error, como nuestros economistas. ¡Joder!, si lo hicieran no podrían sentarse en sus sillones gente como Rato, Solbes o Miguel Ángel Fernández Ordóñez, creador y defensores de la burbuja. ¡Ah!, en cuanto a la despedida del progre ZP no te la vayas a creer. Nadie de estas esferas y en su sano juicio hubiera pinchado la burbuja al saber lo que venía. Ya lo sabían y no lo hicieron. Ya ves, Yúnior, se puede aprender de todos, incluso de esas señoras de la limpieza que levantan la alfombra y esconden la suciedad debajo. El que venga detrás que arree.
Un tremendo abrazo, querido discípulo, seguimos en contacto.