miércoles, 12 de octubre de 2011

106. Estimado compatriota

           Antes que nada quiero que sepas que entiendo la putada tan gorda que supone que os cierren ambulatorios y despidan a personal sanitario y docente; de este desmantelamiento progresivo del estado del bienestar, me temo, no se va a salvar ninguna región de España, aunque Cataluña, como en otras ocasiones, haya sido pionera. Lo lamento porque sé que también me tocará a mí, que vivo en Valencia, y es posible que en Andalucía acabe pasando, de donde soy y vive casi toda mi familia y muchos amigos.
          Sé también que las paridas con las que últimamente se prodigan los políticos catalanes contra mi tierra (nación, país, región… tú mismo) son prejuicios generalizados que tenéis en Cataluña –no te apures, tampoco os apreciamos mucho por aquí abajo, para qué engañarnos-, pero sobre todo funcionan como una cortina de humo un tanto burda y cateta con la que disimular los tijeretazos de CIU. Probablemente el tripartito no fue un dechado de virtudes, pero me parece que vivís peor con los convergentes, que no sólo os quitan derechos fundamentales sino que de paso os enemistan con el resto del país.
          Y no sólo lo digo por las declaraciones de ese calvo sobrevalorado en Madrid, Duran, que con decir “me presento como español” ya tiene babeando en sus rodillas a la derecha madrileña (se merecen respectivamente, menuda panda), ni tampoco por las dificultades de compresión de vuestro presidente, Mas (a ver, a ver, el acento de Shakira, ¿a cuál se parece más? ¿al de un catalán o al de un andaluz? ¿Y el de los cientos de millones de hispanohablantes no españoles? Se parece un poco al acento de los canarios, extremeños y andaluces, ¿no? A lo mejor el problema –o poblema, tú ya me entiendes- lo tiene Mas y los que hablan como él). Tampoco lo digo por las declaraciones de Monserrat Nebrera (sí, hombre, la ex del PP catalán que cuando llamaba a un hotel de Córdoba ni entendía ella ni la comprendían; no me extraña, ni en su propio partido lo hacían) ni por los insultos (cretino, subnormal profundo) que Alejo Vidal-Machote-Quadras le dedicó a Blas Infante, y tampoco lo digo porque el independentista Joan Puig dijera aquello de que en Andalucía no pagaba ni Dios (salvo Jordi Pujol cuando se pasea por Huelva, se entiende).
          Lo digo sobre todo, estimado compatriota, y ahora hablo de vuestra mala imagen en España, porque en términos de altura, y comprende el símil, un catalán es un tipo de 1,75 que anda como loco buscando a otro tío de 1,72 para llamarlo bajito. Y sí, a pesar de vuestros ambulatorios cerrados, de vuestras escuelas masificadas, de vuestras autovías con peajes (en el sur también, pero menos), de vuestros políticos corruptos, torpes y analfabetos (igual que en el resto de España, pero con ese tufillo arrogante y cateto que os enemista contra todos, y ahí no, compatriota, ahí se quedan solos los vuestros y la Marquesa de Madrid), de la devaluación progresiva de vuestro seny (ahora diréis que los disturbios que cada dos por tres hay en Barcelona son cosa de extranjeros)… a pesar de todo esto, lo reconozco, le sacáis 2 centímetros a la media nacional, y hasta puede que 3 a la andaluza… Pero, entiéndeme, camarada, y sigo con el símil, en la fría Europa, para esos mozalbetes de 1,90 para arriba, uno de 1,75 se llama igual que otro de 1,72: bajito; y cuando salís por el viejo continente y no estáis entre vosotros, buscáis el calor y la compañía del cordobés, del murciano, del navarro y del gallego, no del alemán, del francés o del danés (qué cosas, habiendo tanto extranjero por ahí y siempre os vais con los mismos).
          Y otro asunto, aunque vuestros grandes empresarios hayan hecho causa común con las fuerzas vivas de Madrid (su prensa, sus televisiones, su banca, sus políticos) y veamos a catalanes y a madrileños –oriundos o asimilados- al frente y detrás de los sectores más importantes de la endeble economía española (energía, turismo, medios de comunicación, constructoras, inmobiliarias, finanzas… ¡y administraciones públicas!), es decir, dirigiendo el cotarro, no habéis conseguido un país mejor (o un Estado, si lo prefieres). Los madrileños, por su eterna confusión de que la capital es España entera; vosotros, porque pudiendo ser los líderes de España, la cabeza del ratón hispano, despreciáis tanto a los demás que acabáis siendo los más odiados del país. Nada tan español como empezar bien y acabar cagándola.
          Un saludo, compatriota, y para que veas que los del sur también hablamos en otros idiomas:

           Yours sincerely