54. El impermeable de Schröder
Vale, sé que hace calor y que estás sudando como un caballo pero olvídate por un momento de todo, cierra los ojos –bueno, no del todo que has de seguir leyendo- y vente conmigo para darnos una vuelta por nuestra historia reciente. Estamos en Alemania, año 2002, agosto. Huele a hierba, sientes la brisa del campo en la cara. No, no hace calor, como sé que tienes los ojos entornados te aclaro que esas gotas frías de tu cuello las produce la lluvia. ¿La sientes? Gira el cuello y levanta la cara. Ya está. ¿Mejor? ¿Más fresco? Hace un momento el cielo estaba despejado, de hecho todavía puedes ver el sol entre esas nubes; no me digas que no te gusta ver una tarde así en vacaciones. Una tormenta de verano.
Ahora que tienes la cara, el cuello y el pelo empapados por la lluvia, ahora que estás fresco y te sientes mejor, sigue otro rato conmigo y no te asustes, ya no vas a mojarte más pero sí que vas a ver cómo las cosas se complican un poco para la gente de ahí abajo. ¿Ves? Ahora miramos las cosas desde el cielo, así la perspectiva es mucho mejor. Esa lluvia que ha calmado tus calores y que ahora cae a tierra traspasándonos se está acumulando. No, no es lo peor, mira arriba; asusta, ¿verdad? La cosa se está poniendo chunga y más que se va a poner cuando esos nubarrones de ahí empiecen a descargar, y, créeme, de aquí a unas horas va a llover tanto que ni a Noé le gustaría quedarse aquí.
Tranquilo, no puedes hacer nada, ya ha pasado, ocurrió hace 8 años, y no sólo en Alemania, sino que en toda Europa central llovió de mala manera. Ya sé que todos los veranos ocurre lo mismo, este incluido (en España, pero también y otra vez en Europa central, Pakistán…). Pero estamos en 2002 y está cayendo la de Dios es Cristo. Esas casas inundadas, esas calles que parecen canales de Venecia van a dejar un total de 21 muertos sólo en Alemania. Acojona, ¿verdad? Un país tan desarrollado y ordenado, con esa capacidad de organización, con toda su tecnología y su envidiable voluntad férrea, de pueblo unido en la victoria y en la derrota… pues sí, hijo, ni con todo eso van a poder evitar que 21 personas la palmen. No hace falta que te imagines lo que hubiera ocurrido en otro país menos desarrollado, cuando en vez de decenas de muertos hablamos de centenares y de miles.
Bien, ahora que ya has visto todo eso, quiero que te fijes en el grupo de ahí abajo, ¿ves a esos tíos? ¿Ves al de las botas catiuscas amarillas? Fíjate en el tipo que camina a su lado. ¿No te suena la cara del hombre del impermeable verde? No lleva botas, sino zapatos, pantalón de pinzas y camisa blanca reluciente, pero se está calando hasta los huesos, debe llevar barro hasta los calzoncillos. No, no es un bombero, ni un policía ni un alcalde; es el jefe. Sí, premio, es Gerhard Schröder, el presidente de Alemania. Tiene unas elecciones en septiembre que según todas las encuestas va a perder, pero es el líder político de toda esa gente, de todo el país. Ha interrumpido sus vacaciones, ha cogido un avión, le han dado un impermeable verde -de esos que reparte el ejército- y con sus zapatos de oficina está pisando el barro y la mierda. No es que vaya a salvar a nadie de ahogarse, no va a coger una pala y va a construir un dique improvisado para parar al río que se desborda, pero está ahí, al lado de quienes hacen esas cosas, les infunde confianza, coherencia, orgullo. Si este, que es presidente, se está mojando igual que yo, que no lo soy, voy a dejarme la vida para frenar el agua, para evacuar a los afectados, para salvar vidas. Así suelen funcionar las cosas. Dar ejemplo,
Al final Schröder ganó las elecciones al mes siguiente, y durante otros cuatro años fue presidente gracias a aquellas imágenes que se vieron por todo el mundo. Puedes pensar que es injusto que un tipo gane las elecciones por algo así, pero el pueblo alemán tuvo en cuenta que su rival, Edmun Stoiber, ni siquiera interrumpió las vacaciones cuando ocurrió el desastre. No sé, no han elegido siempre al mejor líder, pero en 2002 no se equivocaron.
Ahora relájate, respira hondo y sonríe, estás a salvo de la lluvia torrencial… pero no puedo asegurarte que si las cosas se ponen chungas vaya a haber a tu lado un líder con impermeable verde. Seguramente los nuestros estén aún buscando uno de su talla.
Post scríptum: Por cierto, la Taberna lleva un año abierta. Seguimos.
4 comentarios:
La verdad es que, con gestos se gana a las gentes, pero los gestos y el posterior marketing a veces, no bastan, ese marketing puede ser negativo, propaga una mentira y a fuerza de oir su repetición, el personal puede creersela, Goebels lo hacia, ¿creemos a Aznar por haber ido a Melilla?; a mi no se me ha olvidado aún, que en el 93 y el 96, era el campeón de la anticorrupción, y no hablemos de las armas de destrucción masiva o de la burbuja inmobiliaria etc., etc.
Es verdad que las fotos, fotos son pero estoy contigo Ri, mejor de fango hasta los c.. que delante de una cinta o un jamón. Porque por lo menos así nos creemos que el de arriba SABE lo que ha pasado o pasa y lo fría que está el agua.
Si prestas atención a lo que una persona habla, te enteras de la idea que quiere comunicar, pero tienes que pararte un poco a pensar para saber la intención de lo que pretende hacer con lo que dice.
Lo digo, a propósito de los últimos acontecimientos ocurridos en Melilla, han ido Pons y Aznar, que allí no pintan nada, pués nada pueden hacer, y precisamente lo comento porque, Pons y el PP siempre que pueden dicen que el Gobierno ha hecho tal o cual para salir en la foto, o que aún no ha ido aqui o alli, como si el personal no los conociera, pués ¿no parece que acaban de aparecer en escena?.
Lo de las Azores no era para la foto, era la certificación de la mediocreidad de un soberbio irresponsable y mentiroso, al igual que lo del apoyo a los policias de Melilla, que ya no son connivientes con el 11M.
Un poquito de por favor Sres., no intenten tomarnos por bobos, recuerden el dicho " El que piensa que el tonto es el que está sentado en frente, es que no se ha dado cuenta de que se está mirando en el espejo."
Hay que ser CONSECUENTES Sres., este pais no se merece ese trato.
P.D. FELICITACIONES EN EL "CUPLE" DE LA TABERNA.
Gracias, amigos. Recuerdo la actitud de Schröder durante aquellos días, y desde entonces me pareció un ejemplo de lo que es y hace un buen líder. Otro gran ejemplo lo dio Rudolph Giuliani, el alcalde de Nueva York durante el ataque del 11-S. Mientras Bush se escondía, Giuliani pisó la calle para tranquilizar a sus ciudadanos. Un abrazo a todos.
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